El derroche energético en los edificios españoles es un problema grave que afecta a la mayoría de los hogares, según un informe reciente de Greenpeace. Las imágenes térmicas revelan fugas de calor debido a deficiencias en el aislamiento de paredes, ventanas, forjados y fachadas. Estas pérdidas de energía contribuyen al aumento de las facturas de luz y gas, así como a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Perspectiva general de la ineficiencia energética en España
La ineficiencia energética afecta al 95% de los hogares españoles, según el Instituto Nacional de Estadística. Esta situación es común en edificios de las décadas de los 70, 80 y 90, así como en construcciones más modernas. Solo el 4% del parque de viviendas en España cumple con criterios de eficiencia energética en su construcción, lo que genera un impacto negativo en las finanzas de los ciudadanos y en el medio ambiente.
Aumento de la pobreza energética y sus consecuencias
La pobreza energética está en aumento en España, afectando al menos al 21% de la población, el doble que la media europea. Esta situación se agrava en los hogares de alquiler. El incremento de los precios del gas y la electricidad ha contribuido a esta crisis, mientras que las grandes empresas energéticas registran récords históricos en beneficios y dividendos.
Enfrentando la pobreza energética con soluciones sostenibles
Greenpeace insta a mejorar el aislamiento de los hogares y a sustituir el gas por soluciones renovables y eficientes. La organización propone una intervención pública urgente en la rehabilitación energética del parque de viviendas, priorizando a los colectivos más vulnerables. Es necesario romper con la dependencia del gas y avanzar hacia una verdadera transición verde para garantizar el bienestar de todos los ciudadanos.
Implementación de medidas para combatir la pobreza energética
En el marco de la Semana Europea de la Pobreza Energética, Greenpeace reclama la adopción de medidas paliativas a corto plazo junto con soluciones estructurales a largo plazo para resolver la crisis energética en la vivienda. Es fundamental garantizar el acceso a servicios básicos energéticos y promover una transición hacia un modelo energético más sostenible y equitativo.